domingo, 15 de agosto de 2010

Huahine, de vuelta en las Islas de la Sociedad

La mayoría de la gente que pisa Isla de Pascua viniendo desde Nueva Zelanda y Tahití, es que está haciendo una vuelta al mundo. Pero nosotros, una vez hemos llegado a tan remoto lugar, ahora retrocedemos en nuestros pasos. Es así que volvimos a aterrizar en Papeete a medianoche local, después de nuestros 10 días en Rapa Nui. Como nuestro siguiente vuelo salía temprano nos quedamos a dormir en el propio aeropuerto, algo bastante más aconsejable que pillar un taxi a las miles de la madrugada que te abandone en la capital…
Y por la mañana (del 16 de julio, para situarnos) nos plantamos en la isla de Huahine, a unos 35 minutos de vuelo desde Tahití. La verdad es que aparecimos en la miniterminal un tanto perdidos y sin idea clara de que hacer. Menos mal que el taxista al que preguntamos nos dio un par de buenos consejos: pasar al menos una noche en la capital, único lugar donde avituallarse con fundamento, e ir luego al camping que teníamos previsto, casi en otra isla.
Huahine está formada por dos ‘islas’, Huahine Nui y Huahine Iti, separadas por un canal de agua, que un puente cruza en su parte más estrecha, de unos 20 metros. Ambas islas están a su vez rodeadas por un anillo de arrecifes de coral y ‘motus’, pequeños islotes que se forman sobre los arrecifes a partir de restos de coral acumulados en los temporales, y colonizados por la vegetación, cocoteros principalmente. Este esquema de isla en medio, con anillo de arrecifes y motus, y entre medio una laguna poco profunda de color turquesa, se repite de forma más o menos espectacular en todas las Islas de la Sociedad.
Volviendo a Huahine, la pensión que nos recomendó el taxista nos gustó tanto que nos quedamos dos noches, con la comodidad añadida de estar en Fare, la capital, un pueblito pequeño pero de lo más agradable.


Nuestra pensión

Calle principal de Fare, junto al muelle

Repetimos la experiencia de Pascua de recorrer la isla en moto y en un día muy completo hicimos el circuito de Huahine Nui, la mitad norte. Nuestro recorrido comenzó con un poco de arqueología, que menos después de tanto moai…En Maeva, al NE de la isla, hay una alta concentración de ‘Maraes’, antiguos templos polinesios. Algunos están en la orilla del mar…

A otros se accede entrando por un sendero en la selva. Si te quieres sentar a meditar en la sombra sobre estos antiguos lugares inmediatamente hay que echar mano del repelente para mosquitos…


Saliendo del bosque se llega a otra marae con una de las vistas más bonitas que de momento hemos contemplado en la Polinesia…



Ya abajo, en un canal se pueden ver antiguas trampas para cazar anguilas, aún en uso:


Y aprender algo del cultivo de la vainilla en una casa del pueblo:
Mata de vainilla
En una de las maraes han reproducido el aspecto de un ‘ahu’(altar). Parece ser que estaban decorados con ídolos de madera…éstos, en Rapanui, degeneraron en la histeria colectiva de los moais…

Cerca de Maeva, hay un motu conectado a tierra firme (a veces pasa). En el extremo de este, con vista a un canal de agua color turquesa, vemos una imagen que ya nos era familiar de Moorea: un hotel de lujo en ruinas…parece que el turismo de alto standing de estas islas va a menos, y no precisamente desde esta última crisis, sino que viene de más atrás. Polinesia es bonita, tirando a impresionante, pero por precio y accesibilidad no puede competir con lugares como Tailandia o Indonesia, por decir sólo algunos que además también son impresionantes. Como bueno, decir que esto ha salvado a estas islas de una vorágine constructora que las hubiese destrozado y que realmente no parece que desee la población local. Volveremos sobre ello.

En el externo del motu rompe un Océano no tan Pacífico, refrescándonos del calor con la maresía:

La ruta continua con una visita gratis a una tienda de perlas en mitad del agua (al lado de la granja donde las producen)

Pero aunque las monedas polinésicas parezcan doblones de la Isla del Tesoro (hasta suenan igual al echarlas al monedero) desde luego no dan para mucho, y menos para perlas…
300 francos; aunque son unos 2,50€ apenas dan para un refresco en el super, o para un par  de mangos

Una de los ‘must do’ de Huahine, las localmente famosas anguilas sagradas de Faie…sagradas no sabemos, pero bien alimentadas sí que están:

Una gran cuesta que la moto apenas sube nos lleva a un ‘Belvedere’ en medio de frondosas selvas…

Desde allí se ve el canal que nos separa de Huahine Iti, la otra mitad de la isla, que nosotros dejamos ya para otro día.

En efecto, después de dos días en la mitad norte, nos trasladamos, cargados de víveres, al encantador camping Hiva Plage. Sólo ver el lugar decidimos que ni moto, ni bici, ni nada, de allí no nos íbamos a mover en tres días. Habíamos llegado a la Polinesia de verdad:
Con nuestra tienda aquí, ¿quién necesita bungalowsito de lujo sobre el mar?
Obviamente, lo de no movernos es un decir…paseamos por la playa y alrededores, cominos cangrejo en un restaurante cercano, en kayak fuimos a un motu y le dimos la vuelta a pie, vimos amaneceres mágicos y sobre todo, vimos muchos peces de colores…Les dejamos con unas fotos de tres días en un paraíso en medio del Paraíso…¡Hasta la próxima!
Nuestra playita:


Al amanecer, mirando el motu al que fuimos:

Locales con una buena pesca:


Aunque Marián insistió, los únicos peces que pescó Dani fueron con la cámara:



M&D, contemplando la omnipresente Cruz del Sur:

3 comentarios:

Daniel Marín dijo...

La última foto es simplemente mágica.

Lara dijo...

Aprofiteu bé el que us queda perquè ja deveu estar casi tornant, no?
Marian: estaras per Ulldecona enguany o t'haurem de fer una visiteta a les Canàries?

Anónimo dijo...

Ojalá lo de las Canarias!!!! jooo... yo quiero fuerteventura... joooo.... aunq a ver a ver...
Q bien, ya casi volvéis!!! es q se os añora... ;o)
Marián, como dice la mamá: queda el último spring!! jajajaja, aprovechadlo.
muuuuuuuuuasss