sábado, 6 de agosto de 2011

Saudade de SANTA MARIA

Lat:    36°  55’ N    Long: 25° 10’ W
97 km²  (23ª isla en tamaño de Macaronesia)
 587 m de altura (Pico Alto) (22ª isla en altura en Macaronesia)
Aun no nos hemos ido y ya nos da pena. Hemos pasado 5 días fantásticos en esta pequeña isla, la más sureña, más ‘seca’ y más antigua (geológicamente) de las Azores…muchos ‘más’ para este pedacito de tierra.
Llegamos a la isla casi oscureciendo, pero allí ya nos esperaba el señor del alquiler de coches al que habíamos llamado (era fin de semana y fue buena idea reservar…)Con nuestro minicochito nos fuimos directos al camping en Praia, a unos 9 km de carretera de Vila do Porto, montamos tienda y rápido al restaurante a cenar…sólo vimos donde estábamos al día siguiente (el camping está al final de la bahía)












Demos un paseo fotográfico por la isla, no estrictamente en nuestro orden cronológico. Empezamos por la capital, Vila do Porto. Está situada a lo largo de una loma entre dos barranqueras, en la región árida de Santa María. Al final del pueblo el un tanto abandonado fuerte de Sao Blas tiene vistas sobre el puerto y las ribeiras que desembocan en él:























































Santa María tiene dos zonas diferenciadas; dos tercios de la isla, al este,  son montañosos, con vegetación y altos acantilados interrumpidos por bahías plantadas de viñas, y la otra zona es plana y árida al oeste, y es donde se localizan el puerto y el aeropuerto. En el norte de esta zona árida nos encontramos la bahía de Anjos,  lugar que repetimos por agradable y atractivo    











Dani encontró allí esos paisajes desierto-secarral donde siempre busca matas endémicas sobreviviendo al solajero…

Chorlitejos patinegros:

Una joya botánica: Azorina vidali:




















Mientras, Marián disfruta del ‘area balnear’ de Anjos:



















Volveremos por aquí al final de la entrada, pero ahora continuamos al norte, pero ya en la zona montañosa. Como corresponde a una isla que lleva emergida 8 millones de años, la erosión ha hecho da las suyas…
























































Tirando, tirando, llegamos a Santa Bárbara, un bonito pueblo del norte, con casitas blancas y azules…



















En este pueblo comienza una de las tres excursiones señalizadas de la isla, las tres altamente recomendables. En ésta, se pasa por una gran variedad de paisajes de la zona noroeste:
casitas:




















paisajes rurales:

























...restos de la laurisilva original. En esta arista se ve que el alisio pega con fuerza…



















Aunque a veces ese alisio puede jugar malas pasadas y tapar la vista: Bahía de São Lorenço en el NW, poco visible por la niebla…


























Cuando no se ve nada nos podemos dedicar a la botánica: Laurus azorica, especie que recientemente ha subido a la categoría de endemismo azoreano, desde que los botánicos decidieron separarlo del laurel de Canarias-Madeira, al que han cambiado el nombre…pero es verdad que aquí los laureles son diferentes:


























Y como hicimos tiempo, la niebla al final se abrió, dejándonos ver la bonita bahía:



















Otros días la vimos desde otro ángulo antes de bajar



















Pero continuando la excursión de Santa Barbara, nos encontramos con algunos reductos de flora nativa. El laurel de antes es raro de ver en esta zona. Aquí domina una combinación de Myrica faya y Picconia azorica (faya y un pariente del palo blanco de Canarias) donde se cuelan algunas otras especies nativas y el omnipresente Pittosporum undulatum de Nueva Zelanda…











































































Más arriba son especies foráneas las que hacen parecer a la isla una selva tropical…




















Otra de las excursiones empieza en Santo Espírito:







































Ésta es también fantástica, una excursión macaronésica  en toda regla: paisajes, flora interesante, precipicios, viñedos colgados de riscos…











































































































































Se llega a la costa en la soleada (ese día) aldea costera de Maia, con una bonita area balnear donde refrescarse:



















Algunas matas endémicas: Tolpis crasifolia:


















Detalle de una Azorina vidalii



















La excursión tiene una continuación no menos interesante. Nos dirigimos al farol de Gonçalo Velho. La chica que lo vigilaba nos hizo una visita guiada hasta la mismísima linterna del faro (pero como pertenece a la armada portuguesa, no hay fotos)

























Al sur del faro un camino baja en zig-zags hasta una vieja estación ballenera…



















La costa a partir de aquí se hace abrupta y desolada:






































Y suele ocurrir que en los lugares más perdidos está la flora más interesante : de aquí costaría sacar a los amigos macaronésicos de Dani…








































¡Entre los escombros de la estación ballenera crecen centenares de azorinas en flor!

Hemos acabado nuestra vuelta a la isla. Cojamos fuerzas cenando en' … ', un magnífico restaurante en Praia donde nos trataron muy bien, quizá porque más de un cliente confundió a Dani con un conocido jugador portugués (un tal ‘Poleta’ o algo así)…



























O preparando unos buenos espaguetis en el camping.




















Nos queda ir al pico más alto de la isla, llamado eso: ‘Pico Alto’. Estamos a 587m, rodeados de antenas, pero también por una pequeña muestra de laurisilva nativa que están intentando recuperar:

























Nada más comenzar a caminar a Marián se le plantificó un 'pajaro bebe' delante, que no resulto ser tal, sino un macho bien adulto del rarísimo 'reyezuelo de Santa Maria' Regulus regulus santamariae; es verdad que no teníamos idea de su existencia antes de visitar un pequeño museo en Vila do Porto, pero eso no hace menos raro al bicho...no hay foto, que el pajarillo sólo se dejó ver unos segundos y no paró a posar...
La excursión que faltaba por hacer es la bajada desde aquí  a Anjos: se pasa de la laurisilva a los de mezcolanza de arboles de medio mundo…más abajo se atraviesa un curioso desierto de arcilla rojiza:




















Nos acercamos a Anjos, en el reseco oeste…




















Pero hay un ejemplar de ´Laurus azorica’ que se resiste a desaparecer…vean que redonditas y pelosas son las hojas, si es que no se parece al de Canarias…




















Cristóbal Colón, cuando volvía de su descubrimiento de América, fue sorprendido por un temporal que casi lo manda a pique…durante 5 dias el Almirante de la Mar Océana y sus hombres hicieron promesas de todo tipo pidiendo salir de aquello, entre ellas peregrinar en camisa a la primera ermita que hubiera al pisar tierra. Cuando por fin la avistaron resultó ser la isla de Santa María. Hoy quedan en un rincón de Anjos los restos de la ermita donde los primeros exploradores del Nuevo Mundo cumplieron su promesa:


























La cosa es que estos marineros venían de la nada contando historias demasiado fantásticas; los isleños comenzaron a sospechar si aquellos no serían piratas y retuvieron a algunos marineros…Colón, en cuanto recuperó a sus hombres puso agua de por medio…

A Dani, en cambio, nada más empezar a hacer dedo, lo recogió un lugareño que le llevó hasta el mismo pico a recoger el coche…
Nos despedimos de Santa Maria con 'sodade', esa nostalgia de fado portugués...

Muellito en Anjos



















Ésta entrada acabóse de escribir en Furnas, Ilha de São Miguel, a las miles de la madrugada. En la próxima se nos unen tres expedicionarios para recorrer la más grande de las Azores…